14 ago 2013

Destaponante



Mi vecino Ramón no es exactamente mi tipo, tampoco yo el suyo, pero tiene una mezcla de olores a tabaco, semen y sudor, que me hace seguirle con la vista y el olfateo cuando pasa por el portal. Es de edad indefinida y eso seguramente se debe a su actividad extralaboral: su segunda profesión es "donante", desconocemos la profesión principal.
Es donante de sangre, de semen y de pelo para peluquerías,... bueno, el semen no lo entrega en las peluquerías, creo, me refería al pelo, para que hagan postizos y bisoñés con sus capilaridades.
Es un tipo generoso, con una sonrisa amplia en la que faltan dos muelas que donó a su abuela cuando ya no podía comer más que purés.
Se sabe que se pasa la vida investigando qué puede donar de su magnífica persona. Se ha donado a sí mismo a la ciencia para que, cuando se muera, aprovechen de él todo lo que sirva para perpetuarse en otros seres.
Dona piel para quemados y se siente algo frustrado por no poder donar óvulos, ¡lástima!
Ayer me enteré de que ha ido a visitar a un otorrinolaringólogo muy conocido por sus habilidades artísticas.

Nos consta que Ramón se ha hecho donante de tapones de cera de las orejas.
Con asombro se comenta en la comunidad. Pero nos hemos enterado de que Don Torrino le sacó a Ramón un inmenso tapón de cerumen con una deflagración, como para avisar a los bomberos y al cuerpo nacional de artilleros y policía judicial.
Y se sabe que el destino de ese cerumen de tapones de orejas generosas es para un banco de cera multicolor para fabricar exvotos.
Sí, sí, exvotos. Esos que cuelgan a modo de piececitos, manos y otros cuelgues de cera en una salita de algunas ermitas, mediante los cuales los fieles dan fe de haber recibido los favores solicitados a sus vírgenes y santos.
Voy a ver si me fabrican un exvoto con la cera de Ramón y así se acaban para siempre mis males de la higuera.